La leyenda de Don Alejo Garza Tamez

Amaneció con ese aroma fresco del campo, en el rancho San José, los primeros rayos del sol entraron por la ventana iluminando toda la habitación de Don Alejo que se despertó con un raro presentimiento esa mañana, aun tirado en la cama en ese estado en el que uno no sabe si levantarse o seguir acostado, seguía meditando a que se debería ese presentimiento, sin poder quedar conforme con alguna razón decidió levantarse, se incorporo y se dirigió al baño, se miro al espejo el cual reflejo a un hombre cerca de los ochenta años, pero lleno de vida y pasión por su trabajo y su hogar.

Al terminar de lavarse, se dirigió al cuarto busco lo que seria su ropa del día, se la puso y fue a la cocina para tomar un buen desayuno, ya con energía salió a recibir a los trabajadores del  rancho, recibiéndolos con una gran sonrisa, todos se dedicaron a sus labores como lo hacían los demás días.

No transcurrió mucho tiempo de la mañana cuando se escucharon camionetas en dirección al rancho, esto le pareció extraño a Don Alejo, quien al momento recordó su presentimiento al despertar. Un comando armado llego al rancho, don Alejo ya parado como una estatua en la entrada de su propiedad, vio como descendió un tipo de una de las camionetas empuñando un arma larga, pero el siguió inamovible y mostrando esa dureza en el rostro.

Cuando el sicario se acerco lo suficiente a Don Alejo, le dijo que tenia veinticuatro horas para entregar su propiedad o se atendría a las consecuencias, pero,  don Alejo lo rechazo de inmediato diciéndole que jamás entregaría su propiedad ni a ellos, ni a nadie y que los estaría esperando cuando regresaran. El sicario torció la boca, en una risa de esas que denotan superioridad y humillación, se dio la vuelta y se retiro con las demás camionetas.

Aun en la puerta, los siguió con la vista hasta que se perdieron en el camino, un calor intenso recorrió todo su cuerpo, lleno de coraje y rabia por el tipo de gente que se siente impune y superior solo por traer un arma. Los empleados al ver que se retiraron las camionetas, corrieron de inmediato junto a su patrón y el les dijo que buscaran a todos, porque quería darles un anuncio.

Don Alejo se sentó en una silla que se encontraba por ahí, callado, pensando profundamente, en un estado como ido, sumergido en sus pensamientos, hasta que un empleado le toco un hombro y regreso en si mismo, al darse cuenta que ya se encontraban todos alrededor de el, dio una gran inhalación y dejo salir un fuerte suspiro, se levanto de la silla, y con ese temple de hierro en el rostro, les dijo enérgicamente y en tono grave, que al día siguiente no se presentaran a trabajar, que lo dejaran solo.

Algunos querían decirle que no lo dejarían, pero al ver la convicción y el coraje en el rostro de don Alejo, se guardaron sus palabras y obedecieron fielmente a su patrón. Entro a su casa, todos regresaron a sus quehaceres llenos de temor y odio, por lo que sabían que podría suceder. El día termino y todos se retiraron, pero antes de salir del rancho por completo, voltearon para darle un último vistazo y tratar de guardar bien esa imagen en su memoria, de aquel rancho para el que trabajaron duramente.

Durante lo que resto del día don Alejo se dedico a reunir sus armas que colecciono durante su vida, (gracias al club Caza, Tiro y Pesca del que fue fundador)  junto las municiones y cargo todas las armas y comenzó la estrategia de lo que seria su ultimo día de caza. La noche  la paso en vela, la adrenalina corría con tanta fuerza por sus viejas venas, que se sentía con gran vitalidad, como cuando era joven y solía ir de caza con sus amigos, que lo consideraban un buen tirador.

La noche clara y serena con una luna que brillaba y daba muy buena luz, don Alejo se quedo quieto junto a la ventana donde coloco algunas armas estratégicamente para atacar a los sicarios, vio el reflejo de la luz de luna que traspasaba por los arboles y quedo impactado por tal majestuosidad que la naturaleza le mostró en ese momento, que le invadió una paz que jamás había sentido, recorrió toda su infancia, toda su vida, recapitulo todo, tan rápido y tan lento.

Recorrió con la vista todo el monte, los arboles, puso mas atención a los detalles mas insignificantes, como el murmullo del viento entre los arboles, la armonía de los grillos, cada cosa por pequeña que fuera la valoro, como se valora un tesoro encontrado.  Después de estas reflexiones, prosiguió con su plan, sabia que mientras mejor lo elaborara, podría tener aunque sea una mínima oportunidad y decidió jugarse el todo por el todo.

La noche fue corta, el sol decidió aparecer apenas pasadas las cuatro de la mañana, pero ya don Alejo tenia todo listo y solo se encontraba a la espera, sabia que su destino estaba escrito, pero el quería escribir el de algunos de esos infelices, a los lejos se escucho un pequeño rumor, como motores que se acercaban.

En ese momento, supo que se acercaba la hora de la verdad ya no había marcha atrás, la adrenalina corrió con mas fuerza aun y el estaba totalmente concentrado en lo que debía hacer, tomo un rifle, su favorito y el de la suerte, las camionetas se escuchaban mas y mas cerca, lo inevitable estaba por suceder.

Los sicarios entraron en varias camionetas gritando y haciendo alarde, tratando de intimidar al rancho, se bajaron de la camioneta y uno lanzo una ráfaga al aire, pensando que saldría la gente del rancho aterrorizada  y corriendo, rindiéndose

En ese momento se escucho una detonación y cayó uno de los sicarios muerto de un balazo directo a la cabeza, los demás al ver el hecho comenzaron a disparar sin dar tregua, comenzó el fuego cruzado, en un momento cayó otro delincuente, se sentían emboscados ya que salían balas de todos lados de la casa, paso por su mente que había mucha gente dentro de aquella vivienda.

Al sentirse menos los sicarios y sentir el peligro que procedía del interior de la casa, pasaron a las granadas causando grandes daños a la vivienda, pero desde el interior seguían disparando, no daban crédito de lo sucedido, vieron como cayeron dos infelices mas.

Lo cual enardeció aun mas al comando armado, que descargo toda su furia contra aquella casa, que ellos creían seria una mas de sus propiedades mal habidas, pero esto fue diferente, jamás esperaron una reacción tan certera, que dejo heridos e inconscientes a otro par de sicarios que creyeron que estaban muertos.

En un momento dejaron de disparar desde la casa, el jefe de los sicarios pidió el cese al fuego y muy cautelosamente entraron a la casa por si estaba escondido algún superviviente, pero lo que encontraron al entrar fue a un solo hombre tirado en el suelo ya sin vida, era Don Alejo, llenos de impotencia por no poder con un anciano los sicarios descargaron todo su odio en el cuerpo inerte del anciano, que defendió su rancho hasta su ultimo aliento y no se entrego fácilmente a las amenazas y a la extorsión de esa basura humana.

Los sicarios dejaron el lugar porque sabían que llegarían los agentes de la Marina que se encontraban en la zona y ya no tenían municiones para resistir otro ataque. La casa quedo en total silencio, con el olor a pólvora impregnado en todo el ambiente, las paredes llenas de agujeros por el embate de las municiones, seis sicarios tirados en las afueras de la casa y un solo hombre que lucho defendiendo su terreno por el que trabajo toda su vida hasta el cansancio y no dio su brazo a torcer ante el crimen organizado que abate al país.

Su muerte será un ejemplo de honor, dignidad y valentía.

Autor: FANDO © todos los derechos reservados MMX