El arte de cosechar.

 Segurito que si no fuera por ella, muchos se quedaban sin comer.

Porque si es cierto, pa´ esto se necesita gusto. Ah, y vieran que bonito se siente, cuando el arado rompe la tierra, termina un surco y vuelta Alazán, a jalar el arado en el siguiente, y el Alazán que es tan chingón, solito puede la carga sin retobar.

Luego uno va echando la semilla en la tierra, a mi me gusta hacerlo descalzo, sentir la tierra fresca en la planta de los pies hasta siento que me hace bien, me canso pero en medio de la milpa saco mi itacate un taco apurado, luego un trago de agua, y amos a la chinga, con el cielo clarito, y el sol que pega fuerte.

Aquí se usa sombrero y botas, no por moditas, el sombrero para el sol, las botas pa montar. Un día en la milpa, una víbora atoró sus colmillos a la altura de la pantorrilla, ahí supe que había hecho una buena compra con esas botas.

Aquí en el campo, uno trabaja por puritito gusto, pa´ que más que la verdad, uno no sale de pobre, ordeñando unas vacas y sembrando unos granos que quien sabe a que precio nos compren cuando los cosechemos. Por ejemplo ora uno oye, que muy caro el maíz, y a nosotros aquí no lo compran a dos pesos el kilo. Por éste lado la helada cayó después de la cosecha, y nos avisaron que lo que no habíamos vendido se iba a vender mas caro. Si, nos dieron veinte centavos más por kilo.

Si, hay unos que sí hacen dinero aquí en el campo, como el delegado, el tiene, entre otras, seis hectáreas de puro tomate, las riegan con bomba de agua, traen trabajadores para la cosecha, y el tomate se lo llevan en sus camionetas y lo venden en México, allá lo compran a mas mejor precio.


Bonitas que se le ven las milpas de tomate, vieran que si, y la verdad si las cuidan, el delegado tiene un hijo que sabe de químicos, sabe cuales van primero, y cuales después, también tiene un hijo que arregla los papeles pa´ que pueda vender afuera. Nosotros, la mayoría no, si compramos la bomba de agua, nos quedamos sin grano ¿y luego que cosechamos?, luego compramos la bomba y producimos más, y ¿quien nos lo compra? Mi Alazán es fuerte, y ahí esta la Española, pero con ellos no puedo llevarme toneladas de maíz fuera del pueblo.

Una vez la cosecha salió chula, jijos si hasta gusto daba no terminar de acarrear, y mas no hubiera no haber terminado, pa´ que carajos? Ahí se fue pudriendo, de malbaratarla y no poder vender mas, a uno le piden papeles y sabe que chigas mas, y pos uno o trabaja la milpa o se dedica a estudiarle.

Así que es por puro gusto, el gusto de pisar la tierra y saber que es ella la que nos alimenta, de cortar las mazorcas y llevar a la mesa nuestra lo mas dulce, de ver como van creciendo las gladiolas, de montar de regreso a la casa, cuando cai la noche, tan bonitas las estrellas y la luna, yo escoltado por mis cinco perros, y a lo lejos nomás se oyen lo coyotes. El gusto de un vaso de leche bronca, unas tortillas recién sacadas del comal, y comida que si sabe.

Aquí uno hace el cuerpo cuerudo, y el habla lo usamos pa darnos a entender, en la escuela nomás eso nos enseñan, nada que se dice así o asa, pior sería no poder pedir un taco. Así se lo dije a mijo, ora que regreso, el andaba estudiando, me saludo y tiene las manos tan suaves como las de su madre, a mijo se le ve lo estudiado por todos lados, y como el ha dicho, esta no es su vocación. Aquí se nos muere de hambre.

Y si, también como lo ha dicho, suerte que hay a quienes nos guste el campo, que si no, deveritas que muchos nomás no tragaban, o de onde sacarían la comida que dejáramos de producir.

Si, suertecita que existe eso que mijo llama, vocación.